Esta discusión ni se plantearía si las leyes iraníes no ordenaran que todas las mujeres jóvenes deben usar el velo y cubrir sus cuerpos con un largo traje negro, si allí mismo el testimonio de un varón en un juicio no valiera lo mismo que el de dos mujeres, si a las mujeres no se les prohibiera en dicho país islámico ser juezas, o candidatas a la presidencia. Esta discusión no se plantearía si en países como Afganistán las mujeres no tuvieran prohibido trabajar, salir solas, o caminar por las calles, sin estar cubiertas de pies a cabeza. No se plantearía si en Arabia Saudí las mujeres pudieran votar, si en Camerún no fuera el marido quien decide si la mujer trabaja o no, si en Sudán no se permitieran los matrimonios forzados, si en Nigeria no estuviera permitida legalmente la violencia de género, si en el Líbano no se le redujera la pena al hombre que mata a su esposa, o a otra mujer de su familia, demostrando que cometió el delito en respuesta a una relación sexual socialmente inaceptable de la víctima, etc.
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