martes, enero 03, 2006

DESEOS PARA EL AÑO NUEVO

La sencilla gente, de nuestra tierra, y sé de que hablo, porque me encuentro en este grupo, contempla, con cierta preocupación el futuro, que las nuevas coyunturas a nivel Europeo, y mundial, están determinando, en lo que se refiere al desarrollo económico de nuestra Comunidad
Repasando las posibilidades de desarrollo de cada uno de los tres sectores productivos, primario, secundario, y terciario, o lo que es igual, el campo, la industria, y los servicios, si se quieren expresar así, nos encontramos, de entrada, con respecto al primero, unas severas condiciones de supervivencia para nuestra agricultura y ganadería tradicionales.
Por un lado, tenemos que la Política Agraria Común, destina cada vez menos fondos a la agricultura, según denuncian los agricultores Europeos, en su Declaración de Estrasburgo de octubre de 2005, basándose en datos de la propia Comisión Europea.
Por otro lado, es de lógica entender, que a medida que se incorporan nuevos países a la CE, el nivel medio del nuestro, va resultando comparativamente superior, con lo que disminuyen esos fondos para el desarrollo rural, que tanto han favorecido a Extremadura.
Según los últimos planteamientos de la PAC (Política Agraria Común), puede decirse , que las subvenciones y ayudas concedidas al sector agrario, serán en un futuro, paulatinamente, más limitadas, y decrecientes, a la vez que selectivas, según los tipos de explotaciones, o de producción, primándose siempre los proyectos proteccionistas del medio ambiente, y eso sí, concediéndose especial atención a las zonas en peligro de desertización, tanto humana, como física, como sería el caso de Extremadura.
Por último, en el plano internacional, hay que considerar el efecto negativo, de las políticas globales sobre nuestras agricultura y ganadería.
Los 149 países de la Organización Mundial de Comercio, reunidos recientemente, en su Cumbre de Hong Kong, han acordado eliminar en el 2.013, los subsidios a la exportación, de los productos agrícolas, comprometiéndose además, a dejar las puertas de su mercado, abiertas al 97% de los productos de los países pobres, a partir del 2.008, sin aranceles aduaneros, ni cuotas.
Esto quiere decir, que por una imperiosa necesidad de justicia social, que trata de ofrecer unas mínimas posibilidades de supervivencia, a los países con economías débiles, y emergentes, vamos a encontrarnos, con el indeseable efecto bilateral, de un mercado altamente competitivo, para nuestros productos, tanto agrícolas, como industriales, y en el que éstos, sólo podrán competir, en base a su calidad, difícilmente a sus precios, que no pueden compararse a los marcados por estos países, cuyos costes de producción son mínimos, y cuyos precios aun bajarán más, cuando se vean exentos de aranceles aduaneros.
Este hecho de la globalización, afecta a Europa, como potencia económica que es, a España, como un país desarrollado donde el nivel de vida está muy por encima del de los países pobres, y a Extremadura, como exportadora de productos, principalmente agropecuarios, e industriales, en menor cantidad, cuyos precios subirán, a medida que disminuyan las subvenciones.
Los ejemplos del impacto de la globalización, se suceden precipitadamente: Estos días hemos asistido, en Cáceres, a la agónica pérdida de una las pocas industrias de la capital, la WAECHTERSBACH, según se ha oído, por la falta de competitividad de sus productos, excesivamente caros, frente a las cerámicas importadas de otros países. Otro ejemplo reciente es la reconversión de la fábrica de SEAT, en Martorell, por disminución en las ventas de sus vehículos, cuya relación calidad-precios, compite duramente contra la ofertada por otras marcas nuevas , que procedentes de los países en desarrollo, han irrumpido en el mercado imponiéndose, como son la coreana Daewoo, o la Skoda, con fabricas ubicadas en los llamados países del este.
Pero, si mantener la competitividad del campo extremeño, tras años de mejora, en los que hemos remodelado el sector vinícola, dotándolo de calidad, se ha afianzado la industria aceitera, y se han consolidado empresas manufactureras, de productos como el cerdo, y el queso, es ya difícil, en el mercado globalizado. ¿Quién pagaría un “duro” por invertir en un sector industrial tan incipiente, en una región, perdida en medio del campo, e incomunicada, y cuyos trabajadores están amparados por una normativa, que los equipara al resto de los europeos, en sus condiciones laborales?.
Y ahí viene la importancia de realizar proyectos como el de la plataforma Logística de Intercambio de Badajoz, planificada por el Ministerio de la Vivienda, cuyo capital social lo aportarán, a partes iguales, dicho ministerio, la junta de Extremadura, y el propio Ayuntamiento de la ciudad, el de la autovía Cáceres-Trujillo, el de la esperada autovía Ruta de la Plata, o el del comentadísimo AVE.
Finalmente, no cabe duda, que el sector servicios puede aportar riqueza, en tanto en cuanto, canaliza fondos procedentes del exterior, como es el caso del sector turístico, pero no olvidemos, que no tenemos ni playa, ni nieve, y que para el recorrido turístico por nuestro patrimonio monumental y artístico, se calculan escasamente 4 días, incluyendo un paseo por Plasencia, visitas a la Catedral de Coria, y a la Ciudad Antigua de Cáceres, y un rápido vistazo a nuestras conservadas Ruinas Romanas de Mérida, aunque a la mayoría les sobra con un fin de semana, si hablamos del turismo urbano, lo que no tiene nada de extraño, si tenemos en cuenta que un lugar clave, para el sector, como es Cáceres, carece hoy por hoy, de una política propicia al solaz esparcimiento de los turistas, como puede verse, por los horarios de cierre de los bares, impuestos por el ayuntamiento. En cuanto al turismo rural, podríamos decir que está en mantilla, y en muchas ocasiones arrastra graves carencias, que disuaden a los visitantes, como son sus elevados precios.
Por todo ello, algunos de mis deseos para el próximo año, y los siguientes, son que la materialización de proyectos de desarrollo, disipen nuestras preocupaciones, sobre el futuro extremeño, que todas las regiones españolas, se sitúen por encima de la media Europea, en cuanto al nivel de renta se refiere, y que por fin, Extremadura tenga suficiente capacidad económica, y genere tanta riqueza, que pueda demostrar su solidaridad con las comunidades, a las que ahora se la mendiga.

Milagrosa Carrero Sánchez