domingo, julio 01, 2007

A mis cuarenta y siete

Estrenamos un equipo en el que yo deposito toda mi confianza; un equipo renovado, lleno de vitalidad, y paritario, en el que, por no dejarme llevar por la imparable inercia de la alegría, solo echo de menos a algún curtido anciano de los que antaño eran venerados por su sabiduría, antes que se pusiera de moda todo lo joven, lo nuevo, lo innovador, y cayera en desgracia lo cutre, lo desfasado, lo obsoleto, lo viejo, antes de que la locura de la globalizadora publicidad nos embarcara en este increíble mundo, de cremas antiarrugas, depilaciones, y tintes, que como cantos de sirena, atrae a todo el que lo escucha, prometiéndole la juventud eterna, y que ha modificado por completo, a la vista está, nuestro sistema de valores.
Seguro que este equipo es magnífico, y el apoyo con que cuentan es masivo, aunque mi vecino a sus 60 años no se sienta representado, y su mujer con 70 se considere un cero a la izquierda.
Pero dejando a un lado los problemas de integración de los que peinan canas, volvamos a lo que nos traía, que no es otra cosa que despedir a los Consejeros salientes, y dar la bienvenida a los entrantes.
Y a todos ellos, a los que a veces critiqué o aplaudí, a ratos, durante su mandato, y a los que durante los próximos cuatro años criticaré, y apoyaré, según me dicte mi conciencia, les dedico hoy mis mejores deseos para esta nueva etapa.

Milagrosa Carrero Sánchez