miércoles, febrero 15, 2006

EL ARTE DE MACHACAR AL GOBIERNO

Anonadada me tiene el Partido Popular con su infinita capacidad para desdecirse. Ahora, tras promover durante su mandato, la reforma del Código Penal, tipificando como delito la convocatoria de Referendos, sin competencia para ello, y después de haber sido el único partido que votó en contra de la derogación de dicha reforma, el 21 de abril del 2005 -bajo el mandato del gobierno socialista- decide, contradiciendo todos sus planteamientos anteriores, convocar un referéndum ilegal, y que le habría costado la cárcel a Rajoy, de haberse llegado a aplicar íntegramente su famosa reforma penal.

Si este inconsecuente alarde de incongruencia nos resulta sorprendente, también “flipamos” con su juego de muñeca, o giro de posiciones, sobre el tema de la financiación autonómica, cuando, remontándonos a no hace tanto tiempo, recordamos que Zaplana defendió la cesión del 50% del IRPF a las Comunidades Autónomas siendo Presidente de la Generalitat Valenciana, mientras que en la actualidad, el partido de la oposición, critica duramente esta medida, recogida en el texto del futuro Estatuto Catalán, como causante de la desmembración de España. ¿Por qué el PP respalda la futura reforma del Estatuto Valenciano, y ataca ferozmente el texto del Estatuto Catalán, siendo ambos semejantes, en los aspectos fundamentales?

Claro, que el Partido Popular ya nos tiene acostumbrados a estas ambigüedades en sus posturas, a este doble rasero de medir, según sus conveniencias, o como popularmente se dice, a estos continuos cambios de chaqueta. Aun no hemos olvidado que, en su momento, 5 de los 16 miembros de AP votaron en contra -y 3 se abstuvieron- de la Constitución que nos ampara y en la que ahora se basa para defender la, supuestamente amenazada por el Estatut, unidad de España, cayendo nuevamente en contradicciones difíciles de explicar.

La estrategia política del PP, requiere cualidades anímicas muy especiales en sus líderes, que han de “dar la cara” sin el más mínimo pudor, y con la mayor naturalidad del mundo, cada vez que donde decían digo dicen Diego. No es lo que esperaríamos de una oposición verdaderamente preocupada por el futuro del País, pero a ellos les basta; Y es que, defender la estabilidad del Estado, por encima de partidismos, requiere un ejercicio de responsabilidad que implica cierta generosidad.

La hoja de ruta del PP consiste, básicamente, en minar los cimientos del Estado, aunque implique un alto riesgo para el desarrollo económico, el bienestar, e incluso puede que para la paz, ahora manifestándose contra todas y cada una de las Leyes aprobadas por el Parlamento, durante el mandato Socialista, ahora insultando al Presidente del Gobierno, ahora intrigando con Bush, e incluso aliándose con los sectores -que no toda- más conservadores de la Iglesia, y últimamente, hasta haciéndole guiños a Mena, o dejándose querer por Tejero, con tal de hundir al Gobierno de Rodríguez Zapatero. Aplicando aquello de que “el fin justifica los medios” desarrollan un rígido plan de bombardeo, que prescinde de toda limitación moral, no deja ninguna cabida a la razón, ni admite posibilidad de diálogo, ni mucho menos, observa respeto por el resultado de las urnas y el orden establecido por las Leyes, según se desprende de actuaciones, como su convocatoria de Consulta Popular, fuera de sus competencias, y con el agravante de hacerlo sobre una Ley Orgánica, en plena tramitación Parlamentaria, y cuyo procedimiento ha seguido todos, y cada uno, de los pasos exigidos por la Ley.

Pero claro, ese grupo, insertado en el PP, que llamamos derecha cavernícola, y a la cual pertenecen algunos de sus dirigentes, tiene un sentido de la democracia tan peculiar, que no incluye el respeto a la voluntad popular reflejada en el Parlamento, y a base de poner en tela de juicio, la nítida legalidad del resultado electoral, de las últimas elecciones, han logrado “salir en los papeles”, haciendo el ridículo más espantoso, y nada menos que en The New York Times, en un artículo titulado “militares trogloditas en España”, y en el que dicho periódico, pide a la oposición española, que acepte la legitimidad democrática del parlamento actual, apoyando la acción de Gobierno, y recordándole las trágicas consecuencias que nos acarreó esa misma actitud en el 36, que viene a ser lo que pensamos aquí la mayoría, que con un miedo justificado por nuestra histórica experiencia colectiva, estamos hartos, y no le vemos la gracia a este arte de machacar al Gobierno.

Milagrosa Carrero Sánchez

http://milagrosacarrero.blogspot.com/