sábado, diciembre 17, 2005

EDUCAR PARA LA DEMOCRACIA

Milagrosa Carrero Sánchez


Educar para la democracia, suena hasta “cursi”, pero no se me ocurre otra mejor manera de expresar, lo que creo que debemos hacer los adultos, con las nuevas generaciones, y especialmente, los sectores implicados en el proceso educativo, como somos los padres, los profesores, y los medios de comunicación.
Desde mi triple perspectiva de madre, profesora, y articulista, encuentro una oportunidad de oro para educar a nuestros niños, y jóvenes, cada vez que se suscita un debate ideológico, o político en el seno de nuestra sociedad.
Los futuros ciudadanos están en su derecho de aprender a tomar partido, a adoptar posiciones, y es muy recomendable, que lo hagan reproduciendo los patrones de conducta legalmente establecidos, y normalmente usados por los adultos, en un régimen democrático, para defender sus compromisos ideológicos. Han de habituarse a manejar los procedimientos pacíficos de reivindicación, usados en nuestra estructura socio-política, y acostumbrarse a hacer uso de los derechos que como ciudadanos disfrutarán durante toda su vida.
Este año los estudiantes han sido convocados a varias jornadas de huelga , la última el día 14 de diciembre, convocadas por el Sindicato de Estudiante, el STEs, y la CGT, apoyando, entre otros puntos, una enseñanza pública de calidad, y laica.
Los padres han definido sus planteamientos, reflejados por la FREAPA, y la CONCAPA, los profesores están claramente posicionados, hace meses, y los medios de comunicación, también expresan abiertamente sus posturas. Por eso “se me caen los palos del “sombrajo”, cuando en algunos Centros,se le ponen pegas a los alumnos para acudir a dicha convocatoria, o cuando alguno de mis compañeros, y lo expongo, como lo pienso, decide deliberadamente elegir para su examen trimestral, justo el día en cuestión, previsto para el evento, a fin de evitar que los alumnos hagan uso de un derecho a la huelga, que por razones de forma, niegan a los estudiantes, alegando el fácil argumento de que no son trabajadores.
Es cierto que desde el punto de vista normativo el concepto de huelga, va asociado al concepto de trabajo retribuido, por aparecer en nuestro ordenamiento jurídico, como un derecho de los trabajadores. Ateniéndonos a estos matices, tampoco podríamos considerar como tal, la huelga de hambre, por no consistir estrictamente, en un paro voluntario seguido del correspondiente descuento retributivo, aunque haya sido realizada por trabajadores. Puestos a Limitar, de esta manera, las posibilidades de expresión de los distintos colectivos, habría que negarles este derecho, a las amas de casa, a los curas, a los presos, a los voluntarios, etcétera, etcétera...
Pero señores ¿ Hay mejor forma de enseñar algo, que con una clase práctica, sobre el escenario de la vida real?. Estos aprendizaje, llamados significativos, favorecen la asimilación de los contenidos tratados, por su capacidad de motivación sobre el interés del alumno.
Desde el punto de vista educativo, es incluso secundaria, la decisión del alumno, de acudir o no a la huelga; lo principalmente importante es el análisis del problema, el debate, la toma de decisiones, la adopción de posturas consecuentes, en pocas palabras, el desarrollo, en el alumno, de las capacidades necesarias para ejercer una libertad responsable.
Pero no todo el mundo lo entiende así; todavía hay profesionales de la educación que, en base a que los alumnos, supuestamente, carecen de la suficiente información para inclinarse libremente por opción alguna, consideran absurdo permitirles ejercer el derecho a la huelga, y en lugar de aprovechar esta magnífica ocasión, para darles una lección de democracia, les ponen pegas para su ejercicio.
Y lo más incomprensible de todo, son las sanciones. Todavía hay centros, en los que se castiga con un apercibimiento, a los grupos de alumnos que han faltado, o se han ido de las clases, con motivo de la huelga.
Las coacciones que padecen los alumnos para impedirles el ejercicio de “su derecho” a apoyar “la huelga”, son notables: Algunos Profesores no tienen reparos en amenazarlos con avanzar en el temario, como si fuera un día cualquiera, y otros incluso, se permiten colocarles un examen, justamente en la fecha de la convocatoria, para que la opción sea “ninguna”.
Otros muchos, sin embargo, no entendemos, que problema hay en enseñar a los chicos a actuar consecuentemente, y por nuestra parte, insistimos en que han de tomar posturas personales, y responsables.
Estas contradicciones internas del profesorado, convierten en caóticas las jornadas de huelgas de alumnos, que perdidos en un mar de dudas, y con pocos adultos dispuestos a explicarles el problema, de una manera objetiva, se ven sometidos a las presiones de los padres por un lado, y de los profesores, por otro, que no coincidiendo siempre, en sus planteamientos, les pueden llegar a generar cierta ansiedad.
Por otro lado, extendida como está, en ciertos sectores, la idea de que los IES son grandes guarderías, en algunos centros, se entiende que los alumnos, tienen que permanecer en el recinto durante la jornada escolar, lo que aumenta la confusión entre los chavales, que en ocasiones, llegan a sentirse culpables por el hecho de “ir a la huelga”. Todo depende de la interpretación que se dé a las normas, que por lo general, difiere bastante de unos Centros a otros.
Como consecuencia, durante las huelgas de estudiantes, los Institutos se convierten en un desbarajuste de idas y venidas, de clases con 5 o 6 alumnos, que no se atreven a faltar, de asignaturas a cuya clase se tiene necesariamente que asistir, y de otras a las que faltan casi todos los alumnos. A primera hora de la mañana, suelen asistir cierto número de alumnos, que animados por los múltiples rumores que se suscitan alrededor de la huelga, y dependiendo, de las actitudes, que ésta despierte en los distintos profesores, van abandonando, a lo largo de la jornada, primero sus aulas, y luego el centro, en grupos. La sala de profesores comienza a tener una actividad creciente, a medida que aumenta el número de profesores cuyas aulas están vacías. Los pasillos se llenan de pasos, de unos alumnos que vienen, de otros que se van, y sobre todo de los profesores que acuden a su clase, para regresar, acto seguido, casi siempre, por falta de “clientela”.
Me parece necesario desarrollar normativas que regulen este vacío legal, con respecto al derecho a la huelga de los estudiantes, garantizando la opción de su ejercicio, sin ningún tipo de coacciones. Es lógico y positivo, que así como desde niños hacemos uso, de nuestros derechos de asociación, reunión, y manifestación, como ciudadanos de un país democrático, que somos, nuestros jóvenes estudiantes, puedan ejercer con pleno derecho, el recurso de la huelga, para manifestar pacíficamente sus opiniones, porque si realmente queremos vivir democráticamente, tenemos que educar para la democracia.

Milagrosa Carrero Sánchez




1 comentario:

Anónimo dijo...

"Las coacciones que padecen los alumnos para impedirles el ejercicio de “su derecho” a apoyar “la huelga”, son notables: Algunos Profesores no tienen reparos en amenazarlos con avanzar en el temario, como si fuera un día cualquiera, y otros incluso, se permiten colocarles un examen, justamente en la fecha de la convocatoria, para que la opción sea “ninguna”."

Qué gran verdad!!