lunes, enero 16, 2006

¡ QUE HERMANOS TAN BIEN AVENIDOS! ¿HAN PARTIDO?

Complicado asunto el de la separación de bienes comunes, y repartición de herencias, que me viene a la cabeza inevitablemente cuando los medios de comunicación, me recuerdan, muy a pesar mío, las negociaciones sobre el Estatuto Catalán. Y es que por más que se insiste en la variedad de aspectos que el proyecto recoge, el tema estrella sigue siendo la financiación. Y no es para menos. Al fin y al cabo, es imposible hablar con propiedad del sistema de financiación de Cataluña en particular, sin referirse al de todo el Estado.

No quisiera que estas meditaciones se interpretaran como un ataque a la iniciativa Catalana, ni mucho menos como una crítica sarcástica, sólo pienso y con derecho, en las alternativas para Extremadura.

Bien mirado, un diseño confederal del estado, o uno federal, es una opción que hasta podría interesarnos. Ya me estoy imaginando los pormenores de la Nación o nacionalidad Extremeña, que por lo que a mí respecta puede llamarse región, o comunidad. Para empezar regularía la explotación de nuestras Centrales Eléctricas, cuyo administración sería competencia de la Junta, cuya Hacienda Pública Extremeña controlaría el total de los impuestos sobre la producción y el tráfico de energía -no sólo un canon- así como sobre su exportación al resto de las Naciones Españolas , Europeas, o el resto de los países. Las compañías que pagaran rigurosamente sus impuestos, no tendrían que preocuparse por una posible nacionalización, que siempre nos quedaría como el último recurso, aunque sería interesante determinar una cantidad de kilovatios para consumo interno de la Región Extremeña, con vistas al desarrollo industrial de la misma.

En cualquier caso, Extremadura no tendría inconveniente en mostrar su solidaridad con las otras Naciones Españolas, cediendo una cierta cantidad de su recaudación, que podría ser de hasta el 30 o el 40 por ciento.

En cuanto a la explotación de las cuencas del Tajo y Guadiana, primaría la coordinación con Portugal, y con Castilla-la Mancha, limitando los trasvases con criterios estrictos, en tanto en cuanto no andamos nada sobrados de recursos hídricos, y no se entiende que los trasvases que tan generosamente se nos prometieron cuando nos manifestábamos contra el del Tajo-Segura, recogidos el Plan Hidrológico Nacional, se esfumaran , mientras se sigue desecando al Tajo, ante nuestros estupefactos ojos.

En el terreno de la educación continuaría un poco con la línea actual, pero aprovecharía para desplazar a horario vespertino la religión. Seguiría apoyando la enseñanza pública, y financiaría los libros de texto, además de aumentar el presupuesto para ayudas.

Con los funcionarios y personal al servicio de la administración autonómica en general, abordaría su equiparación salarial con los del resto de los territorios, diseñando un plan de estabilidad para nuestros interinos, y formas de acceso a la función pública que valorasen la experiencia.

Ya sé que algunas de estas cosas son ya competencias autonómicas, y no soy capaz de mejorar los planes de la Junta en muchos terrenos, como es el plan de vivienda, del que podremos presumir en breve, pero que duda cabe que con mayores recursos, sería más fácil acometer estas mejoras.

Habrá a quien no le salgan las cuentas, y que piense que es imposible que una Comunidad Autónoma se quede con más tajada del Pastel , y que a las demás no les toque menos. Pero hay que entender que si Extremadura pudiera disponer de los impuestos sobre la Energía que produce, podría alcanzar un ritmo de desarrollo que tiraría del carro del resto de las comunidades, y por otro lado, es la única forma de proporcionar a la comunidad los adecuados servicios, como Policía Autonómica, televisión de producción propia, la mejora de nuestros servicios sanitarios, y veterinarios, o de la red de carreteras, lo que crearía sin duda una cantidad de puestos de trabajo que también se están necesitando.

¡Podrían hacerse tantas cosas que les animo a brindar, con un buen cava por ello! El único problema, en esto de la financiación, es ponerse de acuerdo en el reparto, y eso me recuerda un popular dicho de nuestra tierra que se refiere al efecto pernicioso de las reparticiones de herencias entre hermanos, y que dice así:
¡Que hermanos tan bien avenidos! ¿Han partido?

Milagrosa Carrero Sánchez

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