Eramos un grupo de unas 30 personas, 28 de ellas jóvenes celiacos y entre todos no lográbamos que la camarera se detuviera a entender porqué rechazábamos sus apetitosos pinchos empeñándonos en cambiarlos por un plato de aceitunas.
Ha sido este fin de semana, fecha en que la Consejería de la Juventud ha cedido a ACEX un importante número de plazas en el Albergue que tiene en el Castillo de Alburquerque, una maravilla del siglo XII.
El colectivo de enfermos celiacos y familiares estamos embarcados en una taréa de titanes. España va a la cola de Europa en ayudas para el régimen sin gluten, y Extremadura es una de las comunidades Autónomas donde menos se ha avanzado en la integración del colectivo.
Con el diagnóstico en la mano el enfermo se encuentra sólo y con la única ayuda de un libro, siempre y cuando disponga de los 50 euros anuales que cuesta la cuota de socio de ACEX.
Milagrosa Carrero
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