En efecto, el sentimiento antimonárquico está hóndamente arraigado en una gran parte del pueblo español que no comprende por qué ha de reinar la dinastía de los Borbones y no la de los García, los Sánchez, o los Rodríguez, que suena más español y con no menos merecimientos. Y es que a algunos les cuesta trabajo entender que frente a las penurias de pagar, a duras penas, el alquiler de la vivienda, o de hipotecarse de por vida para tener un techo, los príncipes hayan disfrutado, por cuenta del presupuesto del Estado, de magníficas “residencias” desde que han sido independientes, por no hablar de otros privilegios. Desde luego tampoco es fácil de comprender que en una democracia, en la que se supone que todos deberíamos tener las mismas oportunidades, según la Constitución, los cargos de Rey, y de Jefe del Estado no estén sujeto a la voluntad popular expresada en las urnas, ni sean accesibles tampoco a todos los españoles.
miércoles, octubre 03, 2007
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